martes, 20 de agosto de 2013

Del “zugunruhe de las espátulas” al comienzo del espectáculo de la migración en el “salto” a África



El término de origen alemán con el que encabezamos este post, y con el que los etólogos definen la inquietud o ansiedad migratoria previa al viaje, bien se le podría aplicar tanto a las espátulas como a nosotros mismos. Las primeras y desde semanas atrás, alimentándose con fruición y agrupándose por miles en los humedales de las marismas del Guadalquivir. Los segundos apostados largas horas de sol a sol, y esperándolas pacientemente –a veces no tanto- en las  atalayas de censo. Pero por fin, desde este pasado domingo 18 de agosto, podemos decir que la migración ha empezado por derecho. Y ha sido con uno de esos “espectáculos” que en forma de “oleadas” solo las espátulas del “corredor playa de La Barrosa-Cabo Roche” pueden dar…

Ya sabéis que esta campaña Limes 2013 hemos comenzado el trabajo de campo el 20 de julio, a diferencia del 2012, en que lo hicimos el 15 de agosto. Así, hemos podido acercarnos a conocer cómo son los prolegómenos de esta apasionante migración. Y pese a que este verano estamos sufriendo un persistente viento de levante, en un lento pero paulatino goteo de bandos hemos podido sumar casi un millar de aves. Si tenemos que caracterizar los bandos de este período, diríamos que generalmente han sido pequeños y volando altas (+ 100 m.) para lo que aquí acostumbramos. Esto último nos está sorprendiendo, pero es posible que responda a persistencia desde hace 2 meses, de  los mencionados vientos del Este. También están siendo muy “difíciles de ver”, pero esto será en breve, objeto específico de un pequeño ensayo sobre la “detectabilidad” de estas aves en esta zona de estudio y que aportaremos a la ornitología descriptiva de esta especie.



Pero volviendo a lo esencial de este post, deciros que ayer desde Torre Bermeja, Torre del Puerco y Cabo Roche asistimos a uno de esos singulares espectáculos que el fenómeno de la migración de las aves puede dar. Y darnos cuenta que el atávico instinto de la migración hace que a las espátulas le otorguemos un nuevo calificativo antropomorfo; los de valientes y esforzadas –recordad otros aplicados en la campaña 2012, tales como “indecisas”-

No esperábamos el domingo un gran “paso”. De hecho, la predicción de vientos de levante con fuerza Beaufort 3-5 (hasta 7 en el Estrecho de Gibraltar) no nos resultaba ni esperanzadora ni auguraba un estancia cómoda en la siempre ventosa Torre del Puerco. Pero una vez más, las espátulas fueron puntuales a su hora –alrededor de las 10:00 a.m-, a partir de ahí, asistimos a la lucha de un instinto y una tremenda obcecación contra la enorme fuerza del viento. Zarandeados fuertemente por el viento y pendientes de sujetar bien nuestros tambaleantes telescopios, vimos muy evidentemente que el “modelado genético” de ese instinto migratorio en la evolución de la espátula, sea también fruto del levante y la orogenia del Estrecho…



A lo largo de casi 4 horas pudimos ver como sucesiones de bandos de espátulas salían de la Bahía de Cádiz o provenían desde el norte por su fachada atlántica, enfrentándose a unos cada vez más encajonados vientos en las cercanías de Cabo Roche y Cabo Espartel. Las aves, firmemente decididas a marchar, optaban por modificar continuamente su formación en un intento de optimizarla y del caos, pasaban a formaciones tan dinámicas como breves. También ganaban y perdían altura en su búsqueda de menor esfuerzo. De hecho, hasta casi 20 minutos tardaban en recorrer los escasos 6 Km. entre Torre Bermeja y Torre del Puerco. Y era curioso ver que el relevo en la punta de la formación era muy, muy frecuente. Si la lucha por migrar al sur, en esos cientos de aves que pudimos sumar, tiene un balance energético positivo a la larga, es un misterio a resolver. Y soñamos algún día poder entender las diferentes variables que determinan que en determinados momentos existan las características “oleadas de espátulas”. No olvidamos su papel como especie “bandera” en la conservación de los humedales.


Algo más. El pasado verano asistimos a unos pocos “retornos”, entendiendo como tales a las aves que abandonando su formación, abortan el “salto” a África para adentrarse en la Bahía de Cádiz. Ayer y hoy, también con vientos de levante, han sido muy numerosos. Y pese a que normalmente son de muy pocas aves, generalmente jóvenes y una docena de individuos a lo sumo, hemos observado la vuelta de un compacto bando de 37 espátulas.


Reiteradamente decimos, que ver espátulas en su “salto” hacia África no se parece en nada, a lo que en otras zonas con presencia de ellas podemos ver. Aunque hoy hemos comenzado el rodaje de la “promo” de un documental en HD, no dejaremos de invitaros a que la disfrutéis por sí mismos. Desde ya, comienza lo “medular” de la migración.




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