miércoles, 19 de septiembre de 2012

Torre Bermeja y las espátulas “espumadoras”

Es curioso. Pero cuando poco a poco vamos acumulando información para redactar lo que en su día llamaremos “cuaderno de campo de la migración postnupcial de la espátulas”, nos encontramos con pautas singulares que nos vemos obligados a intentar explicarnos sobre la marcha. Una de ellas es la altura de vuelo. Aquí, generalmente muy baja y en contraste la muy alta en las marismas cantábricas. Pero tan bajas llegan a volar, que no tenemos claro si podemos incluir a la espátulas en lo que los ornitólogos denominan “aves espumadoras”. Tan curioso apelativo engloba a las aves que vuelan tan tremendamente bajas, que rozan las crestas de las olas del mar. De ahí la espuma.

El vuelo rasante les permite a las aves un gran ahorro de energía, incluso del 20 %, ya que aprovechan un denominado “efecto tierra”. El flujo del aire alrededor de un ala que está muy cerca de una superficie lisa, se modifica reduciendo notablemente la resistencia al avance.

Aún así, este ahorro no está exento de riesgo. La distancia al agua, no debe ser mayor que la envergadura alar del ave, separación necesaria para que el efecto aerodinámico sea óptimo. Alguna vez nos preguntamos si esto puede ser un factor de mortalidad. En cualquier caso, estas formaciones de vuelo son más frecuentes durante el viento de Levante, y en ese caso no podemos esperar cadáveres orillados tras el rebalaje de las mareas. Auque en la memoria guardamos algún caso de espátulas, que fueron recogidas muertas en las playas, y que en su día se nos antojaba intrigante.

Adjuntamos una secuencia de fotos de unos de esos bandos espumadores. Están tomadas desde Torre Bermeja en la que, gracias a la constancia de unos compañeros de trabajo, se ha convertido en la Atalaya de apoyo más significativa en vientos de Levante. La denominamos en la metodología, Atalaya 0. Y si bien desde el principio no se consideró utilizarla, no era más que porque solo es óptima para aves en tránsito por la costa. No así en las aves que salen de la Bahía, tras paradas de alimentación. Lamentablemente tiene un “ángulo muerto” de visión que lo evita.





 
Más. Si además de volar sobre la superficie del mar, es energéticamente rentable, también lo es, el que el aire sea más frío. Esta menor temperatura (lo hace más denso) conlleva una mayor capacidad de sustentación alar, que la de un flujo de aire más caliente. Incluso termoreguladoramente hablando, les es más rentable esa mayor frialdad, ante una tremenda actividad muscular, tras horas y horas de vuelo.
Y si recordáis el vídeo que acompaña al texto titulado “Una larga cuerda de vida”, esa composición de bando parece tener su ventaja aerodinámica, en los vórtices que produce el ala del ave de delante, con un flujo de aire ascendente que le facilita la sustentación; al siguiente individuo. Esto, que también se produce en los bandos en “V”, podría ser otro ahorro de un 15 % de energía.

Finalmente, lo que no tenemos nada claro, son esos escasos y raros bandos con una disposición “columnar” o “turriforme”. Más bien parecen un caos en trance de ordenación. No alcanzamos a comprender si existe ventaja ante los flujos de aire generados. Quizás solo sea una diferente manifestación del intento de mantener un cercano contacto visual y por ende "grupal", por encima de cualquier otra razón. Admitimos sanamente, unas mejores opiniones que nos aporten fundamentos que ayuden a explicarlo. Gracias

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